Educar líderes, construir comunidad

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Raymundo Acosta Peña

Queridas madres, queridos padres de familia:

Imaginen por un momento el futuro de sus hijos. ¿Los ven repitiendo patrones de sumisión, cayendo en vicios o levantando la voz con seguridad para defender sus ideas? ¿Como espectadores de la injusticia o como líderes que transforman su colonia, su municipio, incluso su país? ¿Se los imagina arriba de un escenario luciendo con vestuario multicolor, bailando, danzando o cantando, rescatando las tradiciones de México? En Antorcha, no nos conformamos con soñar: actuamos.

En nuestras escuelas, la educación no se limita a libros y exámenes. Aquí, los estudiantes aprenden a liderar y a trabajar en colectivo limpiando sus calles. Sí, limpiando. Como en la colonia Víctor Puebla, en Texcoco, donde alumnos y vecinos se organizaron para limpiar calles aledañas a su escuela y limpiar espacios públicos, todo mientras discutían en círculos de lectura cómo mejorar su entorno. ¿El resultado? Calles más seguras y jóvenes que hoy saben que la dignidad no se mendiga: se construye con escobas, recogedores y organización.

Pero esto es solo el principio. Mientras otras escuelas se encierran en sus muros, las nuestras salen a las calles. Los alumnos de Antorcha no solo compiten en bandas de guerra —donde la disciplina se forja al ritmo de los tambores— o en escoltas que enseñan el valor del trabajo en equipo. También transforman realidades: en Ixtapaluca, 80 vecinos y estudiantes limpiaron basureros clandestinos y desmontaron hierbas que el gobierno municipal abandonó, demostrando que la verdadera seguridad no viene de cámaras de vigilancia, sino de comunidades unidas.

¿Y qué hay de las aulas? Aquí, la oratoria no es un curso: es un arma de transformación. En los concursos de declamación, los jóvenes aprenden a modular la voz para exigir derechos; en los talleres de teatro, encarnan personajes que les enseñan a cuestionar injusticias. Hasta los deportes son una lección: en cada competencia, descubren que ganar no es solo cruzar una meta, sino persistir ante un sistema que les cierra puertas.

Como en la colonia Víctor Puebla y su ampliación, donde la lucha por la seguridad se combinó con talleres comunitarios, Antorcha entiende que el progreso requiere tanto de obras tangibles como de fortalecer el tejido social. Por eso, junto a las faenas o la construcción de infraestructura (antorcha gestionó escuelas de tres niveles: kínder, primaria y secundaria), promueven actividades que transforman a las personas. «Queremos mexicanos capaces de liderar, no solo de pedir ayuda», explica Birzavid González, activista de esta organización.

Mientras programas federales no llegan a todos los rincones de Texcoco, Antorcha demuestra que la verdadera transformación y progreso de las comunidades está en la educación, unión y organización que lleve a los jovencitos a revolucionar sus conciencias y las de los vecinos de su comunidad. Porque una calle limpia evita problemas de salud, pero un joven formado con valores y herramientas para la vida siembra un futuro mejor para todos.

“Antorcha construye comunidades fuertes y formando líderes del mañana”, concluyó Erica Cruz, responsable de la faena, invitando a padres de familia a que conozcan las escuelas de Antorcha, “no se van a arrepentir, aquí estudia mi hija”, afirmó.

Ustedes, padres y madres, tienen la palabra. ¿Prefieren hijos que memorizan fechas históricas o los que las escriben? En Antorcha, cada faena es una clase de civismo, cada concurso de escoltas un ejercicio de resistencia, cada círculo de lectura un espacio para despertar líderes.

La pregunta que debemos hacernos no es si queremos un mejor México para nuestros hijos, es ¡si quieren hijos capaces de construirlo!

Etiquetas. Movimiento Antorchista Estado de México, colonia Víctor Puebla, Texcoco; Liderazgo juvenil, faenas colectivas, Oratoria

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